Ver cojear a un perro puede romperle el corazón a cualquiera, sobre todo si se trata de tu mejor amigo. Muchas veces aparece de forma repentina y puede que sea porque ha pisado algo y se ha hecho daño o tiene alguna herida. Pero si es persistente o si no encuentras un motivo aparente, puede ser algo más grave. Tanto si aparece de forma repentina como gradual, la cojera es algo que no debe ignorarse.
Así pues, si la cojera dura más de unas horas y no desaparece con el reposo y el perro esté visiblemente incómodo, debe ser examinado por un veterinario lo antes posible. De hecho, incluso una cojera que pueda parecer leve o intermitente debe examinarse. Puesto que podría ser un signo precoz de un problema importante. De tal forma, cuando notes que tu perro cojea, debes examinar su pata buscando si tiene una hemorragia, inflamación o lesión superficial.
Aunque hay muchas cosas que pueden provocar que tu perro esté cojeando y que no son graves, hay que estar pendiente y llevarlo al veterinario. Puesto que la cojera es uno de los síntomas de estas seis enfermedades que vamos a hablarte a continuación.
Por tanto, si tu perro cojea puede estar causado por una lesión en la uña. Es decir, puede tener una garra rota o una laceración e incluso, una quemadura o un cuerpo extraño alojado en la almohadilla de la pata. En este caso, el problema se solucionará con una visita a tu veterinario para que pueda curarlo.
Respecto a la displasia de cadera, supone una anomalía o laxitud de la articulación de cadera esférica y afecta a los perros en crecimiento. Sobre todo, en razas grandes como el pastor alemán o el Golde Retriever. Así pues, esta es una de las enfermedades más típicas en perros.
Además, puede ocasionar molestas cojera y artritis, por lo que es importante cogerla a tiempo. De igual modo, uno de los síntomas junto con la cojera es que tu perro salta como un conejo, es decir, con las dos patas de atrás a la vez.
Las fracturas de huesos suelen causar cojera repentina, hinchazón o dolor y pueden ir acompañadas de otras lesiones como cortes o hematomas. Además, dependiendo del tipo de fractura que se tenga y de dónde esté localizada, es posible que tu perro aún pueda cargar peso en esa extremidad. Es decir, podrá andar con esa pata, pero se negará y presentará la cojera.
Al igual que ocurre con los humanos, esta es una enfermedad degenerativa que puede causar la pérdida de cartílago en los huesos de una articulación. Por ello, si sufre artritis puede presentar dolor y disminución de la amplitud de movimiento. Esto último se traduce con la manifestación de la cojera.
Por otro lado, las articulaciones que suelen salir peor paradas en esta enfermedad son las caderas y las rodillas. Además, es una patología lentamente progresiva, por lo que podrás notar una ralentización gradual de tu perro.
Si tu perro cojea, este puede ser un síntoma precoz de una terrible enfermedad como es el cáncer. Esto se debe a que puede afectar a los huesos, el tejido conjuntivo, los músculos y el sistema linfático de la pata. Por tanto, las masas que afectan a cualquiera de estas zonas pueden provocar cojera, hinchazón y dolor.
Por otro lado, si el cáncer es de tipo óseo u osteosarcoma, el lugar más frecuente en razas grande es en el hombro o la rodilla. Sin embargo, puede aparecer en cualquier hueso y uno de los primeros síntomas sería la cojera.
Aunque pueda parecer extraño, la cojera puede estar causada por la enfermedad de Lyme. Es decir, una de las enfermedades graves que pueden transmitir las garrapatas a tu can. Así pues, la enfermedad de Lyme puede hacer que se inflamen las articulaciones y tu perro empiece a cojear. Además, debes estar atento por si tiene fiebre, pérdida de apetito, vómitos y letargo.