Si tu perro no es muy sociable y se muestra asustado o nervioso frente a los animales y las personas extrañas o, incluso, si se torna agresivo, quizá sea el momento de que le pongas remedio. Son varias las causas de este problema y también hay algunas estrategias que pueden ayudarle a cambiar.
En los primeros meses de su vida, los cachorros son muy receptivos con otros perros o mascotas, el entorno físico y los humanos. Puede que en esa etapa el tuyo no tuviera todas las oportunidades de relacionarse. También sucede que, cuando se inicia el calendario de vacunas, el veterinario recomienda alejar al animal de los otros para prevenir contagios. Hay quien exagera con esta precaución. El resultado es que no aprendió a sociabilizar cuando era el momento más adecuado y cada día que pasa se hará más difícil.
Otra causa son las experiencias negativas anteriores. Haberlo entrenado para ser agresivo o haber pasado por algún episodio que haya dejado como secuela una fobia son situaciones que no lo ayudan a ser más sociable.
Cuando los perros no interactúan con otros seres vivos, sean humanos o animales, se privan de oportunidades para divertirse o aprender y de un importante estímulo. He aquí lo que puedes hacer por el tuyo.
Es conveniente que empieces a proporcionarle contactos antes de los cuatro meses de edad. La razón es que en ese momento empiezan a desarrollarse los instintos territoriales y le costará cada vez más aceptar a los demás en su entorno.
Al interactuar con seres humanos, las reglas van a ser las mismas. Se trata de tener paciencia y actuar siempre con cariño, así como de prevenir alguna eventual agresión.
Tu perro será más feliz si acepta con facilidad el contacto con personas y animales. Su personalidad será más equilibrada y su tolerancia te evitará muchas situaciones difíciles de controlar.