El gato es una mascota tradicional que, pese a formar parte de una familia, siempre se ha relacionado de distinta manera en comparación, por ejemplo, con el perro respecto al proceso de convertir a tu gato en sociable. Hablamos de dos animales distintos, si bien es cierto que ser sociable para un minino siempre cuesta más. De hecho, prefieren estar solos más tiempo que otras mascotas.
No obstante, no siempre es así, ya que hay muchos felinos que muestran su cariño día a día para que los convivientes jueguen y estén con ellos en muchos momentos del día. Al igual que ocurre con los conejos, no es algo que dependa solo de la raza, sino que hay muchos factores que influyen. Por ello, es importante ayudarle a que sociabilice con algunos trucos, como los que dejamos aquí.
Lo primero que debemos manifestar es que los gatos se entienden con las personas a través de refuerzos positivos. Además, debemos procurar que dichos refuerzos se den de manera frecuente y tengan un impacto benévolo sobre ellos, ya que es algo clave para desarrollar una buena relación con ellos.
Son unos animales un tanto peculiares, pero responden con mucho cariño siempre y cuando se encuentren a gusto y en su ambiente en el hogar. Por ello, les podemos dar premios o recompensas con el objetivo de reforzar una conducta correcta.
Una buena motivación sería dosificarle la comida durante el día y darle alimentos de manera presencial para que lo asocie al gesto de supervivencia. Todo ello hará que el felino pase a considerarnos una persona fundamental en su vida, lo que derivará en que el proceso vaya fluyendo.
En función del número de inquilinos de una vivienda, tendremos que establecer unos turnos para darle la comida. De este modo, el minino asociará que su alimentación no depende solo de una persona, sino de todos los convivientes. De este modo, irá estableciendo vínculos positivos con todos ellos.
También es importante saber cómo reaccionar ante situaciones que puedan resultar incomodas, en caso de que el animal quiera tomar la iniciativa de estar con la persona, pero sea el momento de comer o de trabajar. De hecho, estamos ante uno de los ejemplos de llamar la atención.
Por tanto, es importante que sepamos reaccionar para que el felino no note la indiferencia, pero tampoco se sienta presionado porque estemos invadiendo su espacio vital. Por ejemplo, estaría bien si reaccionáramos con suavidad y le acariciáramos con mimo. Igualmente, en el momento de bajarlo de la mesa o de las piernas, debe ser con mucho cuidado para que no lo interprete mal y perdamos todo el proceso ganado para que sea más sociable.
Con todo, comprobamos que tener un gato en casa conlleva una serie de responsabilidades, comenzando por el proceso de adaptación. Para conseguir que el felino esté integrado del todo, recomendamos seguir estos consejos y darle tiempo para que, poco a poco, se vaya sintiendo cada vez más cómodo con todos los residentes.