Seguramente, hayas entrado alguna vez en la discusión de que tener un perro era mejor que un gato, o viceversa. Sin embargo, ¿has pensado en la posibilidad de tener ambas especies de animales en casa? Está claro que no muchas personas se atreven por los falsos rumores acerca de su rivalidad. Sin embargo, sí que es posible criarlos juntos y que vivan en paz y armonía.
Considera algunas de las siguientes recomendaciones. Es clave que también visites a un profesional para que pueda instruirte paso a paso.
Para evitar encuentros desastrosos a la hora de comer, programa horarios de comida para evitar peleas entre tus mascotas. Recuerda colocar los tazones en áreas separadas de la casa, o el plato del gato en una mesa u otro lugar en altura.
Los gatos deben sentirse seguros mientras hacen sus necesidades. Se sabe que a los perros a veces les gusta comer heces de gato, un mal hábito que puede hacer que contraiga parásitos intestinales. Estos gusanos pueden causar una serie de problemas de salud, como vómitos, diarrea, pérdida de peso y anemia.
En todo caso, es primordial que protejas este territorio del felino para evitar altercados.
Los gatos necesitan un espacio protegido que sea solo de ellos. Haz que este refugio esté fuera del alcance del perro. Dado que estos animales son trepadores naturales, recomendamos aprovechar el espacio en altura de tu casa. Puedes instalar estanterías o colocar una cama para gatos felinos en altura para que esté más cómodo. Esto le permitirá al minino observar al perro desde una distancia segura.
Recuerda que siempre el gato debe moverse libremente por toda la casa para que aprenda igualmente a compartir territorio con su hermano peludo.
Los perros necesitan mucha estimulación, educación y liberación de energía. Para preparar a tu perro para que se lleve bien con gatos, enséñale a controlar sus impulsos. Aconsejamos utilizar juguetes o realizar un entrenamiento con trucos de alta intensidad para que queme calorías. En caso contrario, tu perro puede pasarse el día persiguiendo al gato (sobre todo al principio) con tal de gastar la energía que le sobra. Esto puede llegar a ser muy estresante para el felino y para la convivencia.
Los celos y los deseos de poseer un juguete también pueden darse en estos animales de compañía. Para evitarlo, proporciona variedad de juguetes a ambos con distintos colores y formas. Por supuesto, no debería haber problema en caso de que los compartan, pero la clave es que cada uno tenga muchos para escoger cuando ellos quieran.
En términos generales, aconsejamos iniciar esta convivencia desde sus primeras etapas en la vida (tanto del perro como del gato). Recuerda que siempre es importante educar en positivo y utilizar métodos de recompensa. Ante la duda, lo mejor es que siempre consultes y seas guiado por un veterinario.